Eliminar alimentos dañinos de nuestra vida no crea una mala relación con la comida
A veces se advierte en contra de la eliminación o reducción de ciertos alimentos de la dieta. También se advierte en contra de catalogar a algunos alimentos como “malos”. Lo anterior bajo la premisa de que eliminar por completo alimentos de la dieta o catalogarlos como dañinos crea una mala relación con la comida, pero ¿la crea?
No es ningún secreto que cada vez hay mas casos de obesidad, diabetes, hipertensión, cáncer, enfermedades autoinmunes, y demás enfermedades crónicas y metabólicas. Y el problema no es solo que estás enfermedades van en aumento, si no que cada vez se comienzan a presentar en personas mas jovenes.
La diabetes tipo 2 antes era una enfermedad que se presentaba casi exclusivamente en adultos mayores de 40 años. Ahora existen niños con el diagnóstico.
El hígado graso que hace 70 años era una enfermedad casi exclusivamente de personas alcohólicas. El día de hoy, hay poblaciones donde uno de cada dos adultos padece este problema; incluso hay poblaciones donde ¡uno de cada cuatro niños tiene principios de esta enfermedad! ¿Cómo es esto posible? Por la alimentación.
Si sabemos que la alimentación es uno de los principales responsables de la gran epidemia de enfermedades crónicas que estamos viviendo hoy en día, es importante advertir sobre los alimentos que están contribuyendo al problema.
Estas enfermedades no se dispararon de la nada. Y a pesar de que son ocasionadas por múltiples factores, la alimentación suele ser el principal factor en la mayoría de los casos.
Y si queremos detener este problema, necesitamos crear conciencia de que hay alimentos que es mejor remover de nuestras dietas, o al menos reducir su consumo en la mayor medida posible, ya que nos enferman y ocasionan las enfermedades anteriores. Y también hay que saber reconocer a los alimentos que debemos promover. A los que queremos que abunden en nuestra dieta, alimentos nutritivos que nos ayuden a sanar y a corregir todo desbalance que los alimentos dañinos hayan causado.
Este primer entendimiento es el primer paso hacia crear una mejor relación con la comida y desmentir el mito de que dejar de comer basura va a crear una mala relación con la comida.
Porque no estamos eliminando alimentos saludables, estamos eliminando lo que nos hace daño.
Y etiquetar a los alimentos dañinos como “dañinos” no es malo, al contrario, es bueno, porque nos va a permitir identificar lo que deberíamos consumir y lo que no, lo que nos dejará tomar decisiones informadas que contribuyan a nuestra salud.
Hay quienes comentan que reconocer que existen alimentos malos estresará a la gente, pero el estrés y la ansiedad en este tipo de contexto, suelen venir de situaciones de las cuales sentimos que no tenemos control.
Y saber acerca del impacto que tienen los diferentes alimentos sobre tu salud, te dará el control que necesitas para tomar mejores decisiones a la hora de escoger tus alimentos, lo que reducirá el estrés y la ansiedad que puedan ser causados por la confusión de no saber qué es saludable y que no.
Y eliminando a los alimentos que te hacen daño, de paso vas a acabar con muchos malestares causados por una mala dieta que muchas veces no sabes que son causados por una mala dieta.
La falta de energía, el exceso de peso, la dificultad para perderlo, tener frío todo el tiempo, problemas gastrointestinales, problemas para concentrarse, entre muchos otros signos y síntomas que pueden ser bastante difusos, pueden ser simplemente una deficiencia de algún nutriente, ocasionado por una mala dieta. O también pueden ser precisamente porque estás consumiendo algún alimento que no debería estar en tu dieta.
La comida tiene el potencial de sanar o de enfermar
La alimentación es uno de los principales pilares de la salud. Si hay una buena alimentación hay salud. Si hay una mala alimentación hay enfermedad. Esto no es ningún secreto y está demostrado por amplia evidencia científica. La mala alimentación es la principal causante de la mayoría de las enfermedades crónicas como las mencionadas al principio de la lectura.
El impacto que tienen las dietas sobre la salud de las personas está bien descrito y seguirá describiéndose por todos los años venideros. Las personas con una alimentación saludable viven jovenes por más tiempo y libres de enfermedad. Quienes tienen malas dietas tienen problemas con su peso, malestares, y envejecen y enferman temprano en la vida.
La calidad y el contenido nutricional de los alimentos influyen enormemente en la salud de las personas. Y a pesar de que la composición nutricional de los alimentos es el principal responsable de crear salud —o quitarla— a veces podemos caer en la trampa de ver a los alimentos única y simplemente desde una perspectiva energética, donde solamente nos fijamos en su contenido de calorías sin ver mucho más allá. Esto es algo que también se suele promover en las redes sociales pero la realidad es que los alimentos son mucho más que eso.
La comida es información, es materia prima, son instrucciones para tu cuerpo, no solo son calorías. Comencemos por derribar este mito tan abundante.
Las calorías son una unidad de energía que se obtienen calentando un alimento en una máquina llamada calorímetro y midiendo el calor liberado. Mide la energía contenida en los alimentos, pero eso no nos explica la manera en la que los diferentes alimentos interactúan con nuestras hormonas y nuestro metabolismo, lo que obviamente tiene un impacto profundo en nosotros.
Ver a los alimentos desde una perspectiva meramente energética ni siquiera puede tomar en cuenta si las calorías de un alimento pueden ser utilizadas efectivamente en nuestro cuerpo o no. Las calorías contenidas en la fibra por ejemplo, no se traducen en energía utilizable en el cuerpo, puesto que no tenemos la capacidad de digerir fibra, la fibra en su mayoría como entra, sale.
Los alimentos son mucho más que solo calorías, de hecho sabiendo esto, las calorías pasan a segundo plano; ya que ahora podemos darnos cuenta de que lo más importante, es la calidad nutricional de los alimentos, y no su contenido energético; El cuál si tiene un rol, no me malentiendan, pero importa más el contenido nutricional de los alimentos. Sobre todo cuando hablamos de salud. Por que eso es lo que va a dictar de que manera ese alimento en particular va a interactuar con nuestro organismo: Qué hormonas va a elevar, cómo se va a distribuir su energía, qué nutrientes nos va a dar, qué procesos va a activar, etc..
Todo este entendimiento en conjunto, nos va a permitir tener una mejor relación con la comida porque nos va a permitir entender mejor su rol en nuestra salud y nos va a dar el conocimiento necesario para tener más control sobre nuestra dieta. Saber esto y aceptarlo no crea una mala relación con la comida, lo que va pareciendo obvio, pero ¿qué significa tener una mala relación con la comida comoquiera?
¿Podemos tener una mala relación con la comida?
Tal vez hayas escuchado en redes sociales la idea de que eliminar alimentos de tu dieta puede afectar negativamente tu relación con la comida, o que catalogar alimentos como “inflamatorios” o “dañinos” también crea una mala relación con la comida. Pero ¿qué significa esto realmente? ¿Qué es una “mala relación” con la comida?
La idea de tener una mala relación con la comida es un poco ambigua, sobre todo porque engloba varios conceptos y muchas veces se utiliza en diversos contextos —a veces de manera errónea— pero usualmente se refiere a patrones de comportamiento que indican una conexión poco saludable o perjudicial con la comida, como: algún grado de obsesión con la comida, el miedo irracional a ciertos alimentos, el uso de la comida como mecanismo de afrontamiento emocional, o las restricciones alimenticias extremas; Malos hábitos alimenticios como comer compulsivamente o la restricción calórica severa, también son parte de tener una relación mala con la comida, además de que pueden avanzar a trastornos alimenticios más graves como la anorexia.
Entonces, hay quienes advierten que reconocer que existen alimentos inflamatorios y catalogarlos como tal, o eliminar alimentos de la dieta o reducir su consumo, pueden llevar a estos malos patrones alimenticios. Pero ¿será verdad?
Antes de avanzar en el caso, es necesario entender algunos conceptos importantes que te ayudarán a ir iluminando el camino hacia la respuesta.
Primero comencemos por entender de qué manera los alimentos interactúan con nuestro organismo. Esto nos hará entender que definitivamente hay alimentos que son más saludables que otros.
Los alimentos impactan a nuestras hormonas y le dan la materia prima a nuestro cuerpo para construirse
Uno de los grandes jefes de nuestro cuerpo es el sistema endocrino. Este es el sistema responsable de la liberación de hormonas en el cuerpo. Es importante entender este tema porque los alimentos tienen un profundo impacto en nuestras hormonas.
Las hormonas son los mensajeros químicos que nuestro organismo utiliza para comunicarse entre diferentes órganos y tejidos, coordinando funciones clave, desde el crecimiento y el metabolismo hasta la función reproductiva y el estado de ánimo.
El sistema endocrino incluye a las glándulas del cuerpo como la tiroides o el páncreas. Cada glándula produce hormonas específicas que tienen efectos directos sobre ciertas células y sistemas en el cuerpo.
Estas hormonas viajan a través del torrente sanguíneo para llegar a sus sitios objetivo, donde se unen a receptores específicos y desencadenan cambios en las células.
Las hormonas suelen tener sistemas de retroalimentación que las ayuda a mantenerse balanceadas. Estos sistemas de retroalimentación suelen ser negativos, donde si una hormona está elevada, las hormonas que tenga un efecto contrario van a estar disminuidas, y viceversa.
Por ejemplo, cuando comemos —especialmente alimentos ricos en azúcares o carbohidratos— se eleva una hormona llamada insulina. Esta hormona mete azúcar a las células para que se forme energía y estimula procesos de almacenamiento de energía en forma de azúcar y de grasa. Como la insulina es una hormona que promueve la acumulación de energía en forma de grasa, es una hormona que mientras más se libere, más nos va a predisponer a acumular energía en forma de grasa.
Por el contrario, el glucagón, su hormona contraria, es una hormona que se encarga de degradar o quemar nuestras reservas de grasa para poder utilizar esa energía que tenemos almacenada.
Si la insulina está elevada el glucagón no se va a elevar y viceversa. Esto nos da una idea de porque el balance de nuestras hormonas es importante. Queremos un balance entre estas dos hormonas para tener un peso y metabolismo saludable. Porque si constantemente tenemos la insulina elevada, porque tenemos dietas ricas en azúcares y comemos muy seguido, este balance se va a perder, y vamos a ir acumulando grasa, ganando peso, promoviendo desbalances hormonales como la resistencia a la insulina, lo que hará que cada vez liberemos más y esto se convierta en un ciclo vicioso de nunca acabar.
En el ejemplo anterior ¿qué ocasionó el desbalance hormonal? Los niveles elevados de insulina constantes. Y ¿qué ocasionó que los niveles de insulina permanecieran elevados? El exceso de azúcares. Y ¿existen alimentos que contengan un exceso de azúcares? ¡Sí! Los refrescos por ejemplo. Esto obviamente convierte al refresco en un enemigos de la salud. Estos alimentos son dañinos. Y aceptar esta realidad no va a crear una mala relación con la comida.
Existen alimentos que son dañinos aún en pequeñas cantidades
Algunos citarán a Parecelso, un médico antiguo, quien acertadamente dijo que “la dosis hace al veneno”, para justificar y promover que beber refresco —o algunos otros alimentos claramente dañinos— en pequeñas cantidades no es malo. Algunos llegan a decir que es saludable siempre y cuándo no te excedas de calorías y que como lo vas a tomar con moderación es bueno para ti. Esto no es verdad.
Creer que es saludable consumir productos dañinos con moderación es ambiguo y engañoso, y es lo que realmente crea una mala relación con la comida, porque te hace ignorar los efectos nocivos de tales productos.
Te vivir en el engaño pensando que como solo te estas tomando un refresco al día, estás siendo saludable. Pero estos productos aunque sean en pequeñas cantidades son malos, porque contienen ingredientes que dañan tu microbiota intestinal; dañan a tu sistema digestivo; alteran a tus hormonas de manera que ningún alimento natural puede alterar, alterando hormonas como a la insulina, que en exceso te hace acumular mucha grasa; también alterando hormonas de la saciedad y el hambre, haciendo que tengas ganas de comer todo el tiempo y pienses que hay algo malo en ti; haciendo que tardes mucho en llenar y que pienses que no tienes “llenadera” y que tu eres el problema y no el alimento; creando una adicción donde cada vez quieres más de ese alimento porque tu cuerpo te lo está pidiendo, pero ignorando que es una adicción y creyendo que tienes un problema de carácter, lo que te lleva a creer que no tienes disciplina o fuerza de voluntad…
Todo lo anterior es lo que realmente crea una mala relación con la comida, ignorar todos los efectos negativos de algunos alimentos, los cuales descomponen a tus sistemas y te hacen creer que la culpa es tuya.
¿Eso quiere decir que nunca más vas a consumir refresco? No. Simplemente significa que ahora puedes tomar decisiones informadas y no vivir en un engaño. Qué ahora conoces los peligros de esa bebida llena de químicos y por ende la puedes tratar de acorde a eso.
Tomemos por ejemplo al alcohol. Sabemos que es dañino, sin embargo de vez en cuando disfrutamos de una buena copa de vino. Y lo podemos hacer de manera responsable porque conocemos sus peligros. Sin embargo, también sabemos reconocer que un solo trago de alcohol no es lo mejor. Entre un trago de alcohol y ningún trago de alcohol estaríamos mejor sin ningún trago, pero de vez en cuando podemos darnos ese gustito, sabiendo conscientemente lo que estamos haciendo. Lo mismo ocurre con ciertos alimentos. Aquí la idea clave es tener la información adecuada para tomar decisiones informadas.
Un ejemplo más radical: el cigarrillo. Todos sabemos que los cigarrillos son malos aunque sea solo uno. Todos sabemos que estamos mejor sin ninguno. Con muchos alimentos ultra procesados e inflamatorios es lo mismo. Estaríamos mejor si no los consumiéramos, sin embargo con los alimentos es más complicado, aunque no necesariamente menos dañino.
El que sepas que existen alimentos que son malos aún en pequeñas cantidades, no significa que no los vayas a comer nunca más, sólo que ahora los comerás de manera responsable
La comida forma parte de nuestras vidas y obviamente forma una gran parte de nuestra vida social.
Solemos celebrar con alimentos momentos especiales y en esas ocasiones solemos optar por alimentos prácticos, convenientes, y sabrosos aunque no sean saludables. En estas ocasiones está bien. ¡Se vale!
El ser saludable no involucra que nunca más te comas un pedazo de pastel, pero sí involucra entender que este tipo de alimentos no deben formar parte de tu dieta cotidiana, porque son alimentos que no te aman de regreso. ¡Te hacen daño! Y saber esto no crea una mala relación con la comida, la mejora.
Las papitas fritas por ejemplo, o muchos productos ultra procesados o ricos en azúcares como los helados. Están hechos en grandes fábricas y contienen largas listas de ingredientes, químicos, y saborizantes, así como una combinación de grasas, azúcares, y sal, meticulosamente estudiada para crear alimentos muy sabrosos y adictivos. Estos alimentos también están diseñados para burlar muchos de los sistemas de saciedad de tu cuerpo, por lo que harán que no puedas comerlos en pequeñas cantidades. Hay un popular slogan de papitas fritas que dice “A que no puedes comer solo una”. Puedes ir apostando a que no vas a poder comer solo una.
Creer que estos alimentos en pequeñas cantidades son inocuos o inofensivos puede crear una mala relación con la comida y contigo, puesto que vas a intentar comer poquito, pero no vas a poder, porque son alimentos que están hechos para que no puedas dejar de comerlos. Pero si no sabemos esto, pensaremos que hay algo mal con nosotros y que tenemos un problema. Esto es lo que realmente ocasiona malas relaciones con la comida, y no el conocer los peligros de estos alimentos. Los cuales están hechos por una compañía que busca generar ganancias, e intentará promover el consumo de sus productos a diestra y siniestra, tu buscas cuidar tu salud, y estos intereses no siempre se alinean. A todos nos ha pasado que sin darnos cuenta nos acabamos una bolsa entera de frituras o un bote completo de helado y a continuación pueden venir sentimientos de culpa y decepción. ¡Pero no es tu culpa! Simplemente es un alimento diseñado para que pase eso.
Cuando eres consciente de esta información aprendes a escoger tus batallas. Y sabes que hay momentos donde puedes darte esos lujos sin culpa, porque comprendes cómo están hechos esos alimentos, lo que permite que puedas manejarlos mejor y comerlos en ocasiones que consideres valen la pena. No todos los días.
Ahora, existen alimentos que contienen componentes que a muchas personas les hace mucho daño, como el gluten, una proteína que se encuentra en granos como el trigo y que afecta negativamente a muchas personas. Los casos más graves de intolerancia al gluten desarrollan la enfermedad celíaca, y para ellos comer gluten puede ser hasta mortal. Sin embargo, también existen muchas personas que tienen sensibilidad al gluten y que también pueden presentar síntomas de menor gravedad ante su consumo. Esto es una realidad que no podemos ignorar.
También existen muchos alimentos cuyos compuestos nos inflaman. Y no es una inflamación localizada o aguda fácilmente identificable, suele ser una inflamación crónica, de bajo grado, y sistémica, lo que la hace bastante silenciosa pero peligrosa a largo plazo. Muchas personas tienen dietas muy ricas en alimentos ultra procesados y están inflamadas sin saberlo. ¿Cómo se puede medir esto? Con estudios de marcadores de inflamación en sangre. ¿Es necesario que te hagas un estudio de ese tipo? No. Solamente te lo explico para que sepas que sí hay alimentos que inflaman.
Comprobar que existen alimentos inflamatorios es sencillo: Mide algún marcador (o varios) de la inflamación en la sangre de una persona, dale de comer el alimento que sospechas la inflama, al cabo de un rato vuélvele a tomar los marcadores de la inflamación, y si están aumentados puedes ir sospechando de una posible relación. Repite este proceso en varias ocasiones, y si los resultados continuan agregando evidencia a tu sospecha, ahora repítelo con varias personas de la misma manera. Y si los resultados se repiten y se repiten, podemos darnos cuenta de que ese alimento es inflamatorio. Obviamente en la práctica este es un concepto más complicado, pero entiendes la idea, y por esto sabemos que existen alimentos inflamatorios. ¡No son un mito! Hay alimentos que inflaman. Aunque claro que varía de persona a persona y es algo que necesita contextualizarse.
Entonces, decir que existen alimentos inflamatorios, si es correcto. Ignorar esta realidad esta mal. Y negarla crea una mala relación con la comida; aceptarla la mejora.
Imagina consumir algún alimento que te inflame y te haga sentir mal, si este alimento constituye una buena parte de tu dieta te vas a sentir mal bastante seguido, y puede incluso que no relaciones tu malestar con tal alimento. Esto te puede llevar a creer que tienes muchos problemas de salud, cuando muchas veces, todo ese malestar se puede corregir simplemente dejando de comer ese alimento que te está haciendo mal.
¿Y de qué alimentos tenemos que cuidarnos?
Los alimentos que no nos suelen hacer bien y de los cuales nos beneficiaría eliminarlos por completo o al menos reducir su consumo, incluyen a los alimentos ultra procesados, los cuales caen en una definición algo ambigua pero que podemos reconocer como aquellos que han sido extensivamente procesados y que contienen ingredientes que normalmente no se utilizan en la cocina casera. Estos ingredientes pueden incluir aditivos como conservantes, colorantes, potenciadores del sabor, emulsionantes, y en general, químicos.
Además, los alimentos ultraprocesados suelen tener altos niveles de azúcares añadidos, grasas hidrogenadas o grasas no saludables, y sal, mientras que ofrecen poco o ningún valor nutricional en términos nutricionales.
¿Cómo saber si un alimento está ultra procesado? Te dejo una lista que indican que un alimento está ultra procesado:
Contiene una larga lista de ingredientes.
Contiene ingredientes difíciles de pronunciar (químicos) y que no encuentras normalmente en una cocina.
Vienen empaquetados y tienen una larga vida de estante (tardan mucho tiempo en caducar).
En su etiqueta dicen ser saludables (si un alimento necesita hacer la aclaración, probablemente no lo sea).
Su envoltura es llamativa y comercial.
Se produce en masa y en grandes cantidades.
En general los alimentos ultra procesados más comunes incluyen:
Snacks salados como papitas fritas, palomitas de maíz comerciales, pretzels, y otros snacks empacados.
Bebidas azucaradas: Refrescos, bebidas deportivas, bebidas energéticas y jugos de frutas comerciales.
Cereales de desayuno comerciales: Muchos cereales que son altos en azúcares y bajos en fibra.
Comidas congeladas: Pizzas congeladas, platos preparados congelados, y otros productos similares.
Productos de panadería industrial: Donas, galletas, pasteles, y panes de molde con conservantes.
Carnes procesadas: Salchichas y embutidos
Productos de confitería: Chocolates, caramelos, y otras golosinas cargadas de azúcares y grasas.
Sopas y salsas empaquetadas: Sopas instantáneas, salsas preparadas y mezclas de salsas en polvo.
Productos lácteos ultraprocesados: Helados, algunos yogures con sabores y aditivos, y postres lácteos.
Comida rápida: Hamburguesas, patatas fritas, y otros artículos comúnmente vendidos en cadenas de comida rápida.
Aceites de semillas: Aceite de canola, de palma, de girasol.
Grasas hidrogenadas: Margarina.
En general queremos evitar o al menos reducir el consumo de todo alimento nutricionalmente pobre y que contengan exceso de azúcares o grasas hidrogenadas; o como a veces dicen “calorías vacías”, aunque ya vimos que los alimentos pueden afectarnos mucho más por lo que hacen en nuestro organismo que por la cantidad de calorías que nos puedan sumar.
Evitar estos alimentos no creará una mala relación con la comida. Al contrario, la mejorará.
Estos alimentos te hacen daño, desbalancean hormonas, te inflaman, te hacen tener más hambre y antojos, lo que te engaña y te hace creer que hay algo mal en ti; Te hacen ganar peso; Consumen muchos nutrientes para que tu cuerpo pueda manejarlos y digerirlos y no te los aportan de regreso…
Estos alimentos no te aman de regreso y estarás mejor sin ellos. De vez en cuando puedes consumirlos, pero siempre entendiendo que no son tu mejor opción y pudiendo tomar decisiones conscientes e informadas, no vivir en el engaño pensando que en pequeñas cantidades no hacen daño. Porque pocas cosas son tan frustrantes como estar haciendo algo que creemos que es saludable cuando realmente no lo es.
Y finalmente ¿qué alimentos podemos comer?
Los alimentos que te van a ayudar a sanar, y le darán a tu cuerpo toda la materia prima necesaria para construirse y repararse son bastantes.
Estos alimentos deben constituir la mayor parte de tu dieta y puedes consumirlos sin la necesidad de estarlos midiendo, puesto que al ser alimentos nutritivos y naturales, activan todos los mecanismos de saciedad de tu cuerpo, lo que evitará que puedas comer un exceso de ellos. ¿Cuando fue la última vez que te excediste comiendo verduras? Nunca. ¿Cuándo fue la última vez que te excediste comiendo helado? Probablemente hace no mucho.
Estos alimentos también te ayudan a sanar. Si tienes desbalances hormonales ocasionados por el consumo de los alimentos de la lista anterior, con esta comida podrás corregirlos y finalmente mejorar tu salud. Y esto es lo que más va a mejorar tu relación con la comida. Entender que la comida es medicina, como lo dijo Hipócrates, el Padre de la Medicina.
Entre los alimentos que puedes comer sin problema están:
Todos los vegetales que quieras y gustes
Proteínas de calidad, carne de pastura libre, pollo libre de jaula, pescado (evita los grandes como el atún por su contenido de mercurio)…
Grasas saludables como aguacate, aceite de oliva, coco, nueces, pescados grasos como el salmón (aunque hace poco se comenzó a fundir el miedo al salmón por su supuesto alto contenido de mercurio, el poco mercurio que pueda llegar a contener el salmón no supera los beneficios de este gran alimento).
Frutos secos: Nueces de todo tipo, almendras, y otros frutos secos.
Legumbres: Aunque algunas personas les provocan problemas intestinales a otras les va bien con legumbres como el frijol negro o las lentejas. Solo procura cocinarlas apropiadamente.
Semillas: Semillas de varios tipos como las de calabaza, chía, o linaza.
Alimentos fermentados como kimchi, o el kéfir, ya que contienen probióticos, que son microorganismos buenos para tu salud y que te ayudan a construir una microbiota intestinal saludable.
Frutas enteras, no en jugo, y de preferencia como postre. Las mejores opciones son las frutas bajas en azúcar como los arándanos, pero en general las frutas enteras están bien.
Entre las bebidas que puedes tener aparte del agua, son el té, infusiones, mate, café, solo procura no añadirles azúcar, y los edulcorantes tampoco son recomendables, aunque si tienes que escoger alguno que sea stevia 100% natural o monk fruit. También puedes beber agua mineral y añadir rodajas de frutas para darle sabor.
Los granos enteros son un tema complicado, ya que también causan problemas para muchas personas, por lo que haz la prueba eliminándolos de tu dieta por dos semanas e introduciéndolos nuevamente para ver su efecto en ti. Yo no suelo recomendar consumir granos enteros, pero sé que hay quienes tienen éxito incluyéndolos en su dieta, por lo que los agrego a la lista pero con precaución. Solo procura que sean enteros. El grano entero conserva las partes mas nutritivas del grano, que son el germen y el salvado, sin ellas el grano no tiene mayores propiedades.
Los lácteos también son problemáticos para muchas personas por lo que quedan a consideración. Prueba una dieta de eliminación con estos alimentos, donde si los consumes regularmente, prueba eliminarlos por dos semanas y luego reintrodúcelos a tu dieta. Aquí la clave es escoger lácteos de calidad, provenientes de animales de pastura libre y libres de hormonas y antibióticos, porque un queso de un animal criado en libertad es mucho más saludable que un queso de un animal criado en confinamiento y lleno de hormonas y antibióticos. Lo mismo aplica para alimentos como la mantequilla.
Estos alimentos te ayudarán a sanar y a mejorar tu conexión con la comida y contigo mismo.
Poder entender la diferencia entre los alimentos que te curan y los que te hacen daño es clave para tener una buena relación con la comida y sanar. Ignorar esta realidad perjudica tu relación con la comida y es donde verdaderamente radica el peligro.
Aunque a veces los alimentos ultra procesados y dañinos nos atraen por su conveniencia, hay tantas recetas prácticas, rápidas, y deliciosas, que incluyen exclusivamente alimentos saludables.
Los alimentos ultraprocesados también suelen alterar la percepción del sabor de los alimentos haciendo que necesitemos alimentos cada vez más y más sabrosos para disfrutarlos, pero reducir el consumo de estos alimentos permitirá que tu percepción del sabor regrese y puedas volver a disfrutar de todos los alimentos sencillos y naturales.
Además, existen tantas hierbas, sal natural, y especies, que te pueden ayudar a sazonar de manera deliciosa todos los alimentos nutritivos, por lo que el que sean sabrosos no va a ser ningún problema.
Cuando te sientas lista o listo, estás son otras formas en las que te puedo ayudar:
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